Lo impensado y conocido es una frase acuñada por Christopher Bollas en la década de 1980 para representar aquellas experiencias que de algún modo son conocidas por el individuo, pero acerca de las cuales éste es incapaz de pensar.
En su forma más convincente, lo conocido no pensado representa esos esquemas tempranos para interpretar el mundo de los objetos que determinan preconscientemente nuestras expectativas de vida posteriores. [1] En este sentido, lo conocido no pensado se refiere a la experiencia o trauma temprano preverbal, no esquematizado , que puede determinar la conducta de uno de manera inconsciente, excluido del pensamiento consciente. [2]
Se ha sugerido que detrás del concepto de Bollas se esconde un comentario que Freud hizo de un paciente según el cual siempre había sabido algo pero nunca había pensado en ello. [3]
El término también se ha vinculado a la idea de WR Bion de los elementos Beta: experiencias psíquicas que aún no pueden ser procesadas de ninguna manera por la mente. [4]
Bollas consideró que varios elementos formaban la sustancia de lo conocido no pensado. Se puede considerar que los estados de ánimo persistentes preservan estados mentales elementales pero preesquematizados en etapas posteriores de la vida; [5] la compleja interacción temprana entre el yo y el objeto (primario) también puede preservarse en lo conocido no pensado; [6] la experiencia estética temprana –preverbal– puede volver a formar parte de lo conocido no pensado. [7]
Bollas también vinculó el concepto con la noción del yo verdadero de DW Winnicott . [8]
En términos de terapia centrada en sistemas , el concepto se refiere al límite entre el conocimiento aprensivo (no verbal) y el conocimiento comprensivo : lo que podemos permitirnos formular en palabras. [9]
En terapia, lo conocido no pensado puede convertirse en el subtexto del intercambio terapéutico, siendo entonces el papel del terapeuta el de recoger y contener (a través de la identificación proyectiva ) aquello que los pacientes aún no pueden pensar. [10]