Un manual de armas era un libro de instrucciones para el manejo y uso de armas en formación , ya fuera en el campo de batalla o en un desfile . Dichos manuales fueron especialmente importantes en las eras de las armas de mecha y de chispa , cuando cargar y disparar era un proceso complejo y prolongado que normalmente se llevaba a cabo en orden cerrado . Cuando se escribe con mayúscula, el término hace referencia a uno de varios manuales importantes, como el manual del ejército británico de 1764, el manual de Federico el Grande o las Regulaciones para el orden y la disciplina de las tropas de los Estados Unidos de Von Steuben , adoptadas por el ejército continental en 1777. Las posiciones y evoluciones contenidas en dichos manuales se han convertido en el estándar para los ejercicios de desfile en la mayor parte del mundo.
Se pueden encontrar ejemplos típicos de reglas y procedimientos en el manual de 1764. [1] Fue utilizado por ambos bandos al comienzo de la Revolución estadounidense .
Estos manuales contienen diversas evoluciones, como los doce pasos aproximadamente necesarios para cargar, preparar y disparar, y los pasos para fijar las bayonetas, formar línea (para disparar), columna (para cargas con bayoneta) o cuadrado (para repeler a la caballería).
Un segundo ejemplo es el manual utilizado para el entrenamiento de las tropas de la Unión de los EE. UU. en 1861. [2] Si bien no siempre se dictaba la postura (ya que se hace referencia a cargar a caballo), se daban instrucciones específicas para sacar las armas al recibir la orden (específicamente el rifle y la pistola), cargar, disparar, dejar de disparar, inspeccionar y devolver las armas a su posición de transporte (colgar la carabina o enfundar el revólver).
Durante la Primera Guerra Mundial , a las tropas askari bajo el mando del general Paul von Lettow-Vorbeck en el África Oriental Alemana se les enseñó el manual de armas alemán. En 1964, el gobierno de Alemania Occidental decidió pagar a los supervivientes por su servicio militar y estableció una oficina en Tanganyika para este fin. Cientos de ancianos llegaron y les pidieron su dinero, pero casi ninguno pudo proporcionar pruebas físicas de haber servido. Los banqueros pusieron a prueba a cada uno dándole una escoba y ordenándole en alemán que realizara el manual de armas. Todos lo aprobaron. [3] [4]