Un estabilizador es un aditivo que se utiliza en los alimentos y que ayuda a conservar su estructura. Entre sus usos más habituales se encuentran evitar que las emulsiones de aceite y agua se separen en productos como los aderezos para ensaladas; evitar que se formen cristales de hielo en alimentos congelados como el helado; y evitar que la fruta se asiente en productos como mermeladas, yogures y jaleas. Algunos de estos aditivos alimentarios pueden promover el crecimiento de microorganismos específicos en el tracto gastrointestinal que pueden fermentarlos. [1]
Los siguientes hidrocoloides son los más comunes que se utilizan como estabilizadores: [2]