Autor | China Miéville |
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Artista de portada | Les Edwards (usando su seudónimo Edward Miller) |
Idioma | Inglés |
Género | Fantasía |
Editor | Publicación PS |
Fecha de publicación | Octubre de 2002 |
Lugar de publicación | Reino Unido |
Tipo de medio | Impresión (tapa dura) |
Páginas | 92 |
ISBN | 1-902880-64-1 |
OCLC | 58401127 |
The Tain es una novela de fantasía dela autora británica China Miéville .
Fue publicado por primera vez por PS Publishing en 2002, acompañado de una introducción de M. John Harrison . Desde entonces ha aparecido en la antología Cities de 2004 , editada por Peter Crowther , así como en la colección de cuentos de Miéville de 2005 Looking for Jake .
La historia sigue a Sholl, un hombre que vive en Londres poco después de un ataque convulsivo de seres sobrenaturales. A través de monólogos introspectivos de ambos bandos, el lector descubre la historia de los imagos y los "vampiros" atacantes, y las razones que se esconden detrás de la invasión.
Infinity Plus lo describe como "una historia que utiliza los tropos de lo fantástico para abordar las injusticias del mundo real", y lo compara con el trabajo de Lucius Shepard . [1]
Bookotron lo reseñó:
En el caso de Mieville, la prosa es lo más importante, como siempre. Puede crear una frase magnífica y hacerla saltar por los léxicos del paisaje literario como un trozo de espejo arrojado contra otro espejo. Puede crear conjuros sin esfuerzo, pasar de lo simple a lo surreal con una o dos palabras sin peso. Mieville evita con éxito la trampa que la ficción de género tiende a sus mejores practicantes. Supera la trampa del género por el género y escribe con facilidad lo que parece una ficción simple. Paradójicamente, no es simple en absoluto, y la extrañeza que hay en ella se despliega en el cerebro del lector como el sabor de un buen vino que explota en la lengua. [2]
Aaron Hughes reseñó el libro para Fantastic Reviews :
Miéville atribuye a Jorge Luis Borges el concepto de las imagos, pero éste maneja la idea y sus implicaciones metafóricas de manera absolutamente brillante.
En primer lugar, Miéville infunde al concepto su propia y singular imagen extraña, como enjambres de labios flotantes captados en un espejo de bolsillo frunciéndose para buscar su lápiz labial y manos incorpóreas que juntan los pulgares y revolotean como buitres sobre Londres y el inquietantemente no reflectante río Támesis. Miéville también desarrolla ingeniosamente la idea original de Borges, diciéndonos, por ejemplo, que los exploradores avanzados del Támesis han estado entre nosotros durante siglos, dando lugar a la leyenda de los vampiros, ya que naturalmente no tienen reflejo.
Lo que es aún más impresionante es que Miéville consigue que te importe un carajo todo. La idea de que el mundo sea atacado por los seres que están al otro lado del espejo es bastante genial, pero también bastante tonta. No tiene cabida en una historia más seria que una sátira de Lewis Carroll . Pero de algún modo, China Miéville es capaz de convertirla en un drama serio, melancólico y a veces aterrador y obligar al lector a preocuparse por ello, y parece hacerlo con la misma facilidad con la que el resto de nosotros obligamos a la persona del espejo a que nos imite. [3]