Raoul Hernandez, del Austin Chronicle, afirmó: "Al igual que la naturaleza, la música se encuentra en un estado constante de regeneración. Por cada John Coltrane fallecido hay un James Carter; por cada Miles Davis fallecido, un Terence Blanchard. A veces hacen falta generaciones para llenar un hueco, pero cada día brotan nuevos árboles. Un bosque que necesita ser resembrado desde hace mucho tiempo es el de Satin Doll, donde todavía se pueden ver los cráteres que dejaron Billie Holiday, Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald. Hace poco Cassandra Wilson ayudó a llenar el hueco, y ahora, con Dear Ella, Dee Dee Bridgewater está lista para ponerse de su lado". [2] La reseña de All About Jazz comentó: "En general, este disco es bueno y agradable de escuchar para los fanáticos del scat y el canto alegre del swing de big band. Si bien el tema es un homenaje a Ella, no lo elijas esperando escuchar su fantasma. Si bien Bridgewater es lo suficientemente valiente como para asumir todo este material y la leyenda de Ella, también es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que solo hay una Ella, y que necesita cantar como Dee Dee para tener éxito. A veces, las melodías involucradas en varias de las canciones se ven oscurecidas un poco por los estilos R'n'B de Bridgewater, pero su esfuerzo en estas canciones es real y no se puede descartar. Bridgewater tuvo el privilegio de conocer a Ella en múltiples ocasiones, y parece haber sido genuinamente influenciada por su canto y su personalidad. Este proyecto parece ser su forma de despedirse de la verdadera Primera Dama de la Canción del jazz". [7]