En la época de la vela , armar o avituallar un buque de guerra , o navío de guerra, tenía el sentido de dotar a los barcos de todo el material para navegar y de los “víveres” necesarios para que la tripulación pudiera subsistir. Así, además del aparejo (mástiles, velas y cabos), el avituallador (o sutler ) debía suministrar agua y víveres y, eventualmente, cañones , armas ofensivas y armas defensivas .
El avituallamiento de pequeñas embarcaciones se podía realizar sin grandes instalaciones, mientras que la preparación de un ejército de guerra o de rebaños militares se realizaba habitualmente en arsenales y astilleros.
En el Mediterráneo hay muchos e importantes lugares donde se construían, armaban y avituallaban barcos, especialmente los destinados a dar apoyo a los rebaños militares. No hay más que recordar el arsenal del Pireo, el arsenal de Cartago, los astilleros de Tortosa, el arsenal de Venecia, los astilleros de Barcelona, los astilleros de Valencia, los astilleros de Mallorca… y muchos otros.
En todos los casos existían edificios, cerrados con llave y con guarda armada, para almacenar el material necesario: cañones, poleas, anclas, árboles (palos), antenas, velas, embarcaciones auxiliares, timones, remos, bombardas, armaduras, paveses, ballestas, pasadores, . . . En el caso de los astilleros barceloneses, son numerosos los documentos (inventarios sobre todo) que recogen la variedad de elementos necesarios para armar un buque. [1]
E com vench l'endemà, lo senyor rey se feu venir l'almirall, e dix-li: Almirall, tantost armats XXV galees e armats-les axí que cascuna haja un còmit cathalà e altre llatí,...”
— Crónica de Ramon Muntaner. Capitolio LXXVI.